MISIONEROS CLARETIANOS

Ser Claretiano es un modo concreto de ser hombre, cristiano, religioso y apóstol. Es revivir en comunidad el itinerario espiritual y la preocupación fundamental de Claret por servir y edificar la Iglesia con el ministerio de la Palabra, anunciando el Reino de Dios

Los Misioneros Claretianos nacimos cuando el Padre Claret, inspirado por el Corazón de María, quiso hacer con otros lo que él solo no podía: anunciar el Evangelio de Jesucristo hasta los confines del mundo.
Desde aquel año 1849 hemos sido muchos los que, tras las huellas de Jesús y con el espíritu de Claret, hemos entregado nuestra vida a Dios y a los demás como evangelizadores. Actualmente, esta familia está formada por más de 3000 misioneros y repartida en más de 60 países en los cinco continentes.

El Origen de nuestra Vida

En el origen de nuestra vida está la única realidad que nos puede sostener: el AMOR. Dios nos ha amado y nosotros queremos corresponder a su amor: buscamos su rostro, lo intentamos mostrar a todos los hombres y acogemos el seguimiento de su Hijo como nuestra regla suprema de vida.

Rasgos

Rasgos - MisionerosSeguimos a Jesús como Misioneros. Nos enamora el Evangelio y estamos disponibles para ser enviados allí donde Dios quiera que lo anunciemos y poner nuestra casa en cualquier parte del mundo.

Rasgos - ComunidadSeguimos a Jesús viviendo en comunidad: hombres de diversas edades, procedencias, lenguas, razas y culturas; unidos por una misma llamada y por un mismo espíritu; una comunidad organizada en función de la misión que desempeñamos.

Rasgos - VidaSeguimos a Jesús entregando la vida como consagrados. Vivimos en castidad, pobreza y obediencia porque queremos responder con generosidad al amor de Dios. Amar con todo lo que somos y amar a todos los hombres, especialmente a quienes no se sienten amados.

Rasgos - Corazón de MaríaSeguimos a Jesús como Hijos del Corazón de María. De este corazón aprendemos a escuchar y acoger la Palabra que vamos a anunciar, a vivir desde el servicio, a cuidar los detalles cotidianos en el trato con las personas… María nos enseña que sin corazón, ternura y amor, nuestra misión no es creíble.

Rasgos - AnuncioAnunciamos el Evangelio por todos los medios posibles: colegios, parroquias e iglesias, misiones en otros países, pastoral infantil y juvenil vocacional, equipos misioneros, formación de agentes de pastoral, pastoral familiar, predicación itinerante, sensibilización misionera, voluntariado, ONGs, internet, editoriales, publicaciones, centros de estudios teológicos, colegios mayores, casas de espiritualidad…